martes, 27 de marzo de 2012

REUNION DE LA CGT


En tanto se perfilan las posiciones para el próximo confederal que definirá al consejo directivo de la central obrera, se aguarda con expectativa la reunión de la CGT. 
 Tras los dichos de Hugo Moyano de la semana anterior en donde él mismo salió a ratificar lo que antes venía esbozando Omar Plaini, con relación a las modificaciones de la forma de elección del CCDD de la CGT, se aguarda con expectativas la reunión de hoy en Azopardo. 
"Queremos democratizar aún más las elecciones de las organizaciones gremiales, por lo que vamos a promover que el voto en el congreso sea directo y secreto de los delegados gremiales para que voten lo que el afiliado trabajador quiere". La oración en boca de Moyano le dió legitimidad a lo que se venía ensayando en el laboratorio reeleccionista del moyanismo. 
Por supuesto que hasta el momento, no está jugada la carta oficial de su pretensión a la reelección, aunque sí ya martillan los voceros. Sin embargo, formuló una frase que lo colocó en la senda del intento reeleccionista. "Aún hay tiempo, pero tengo la tranquilidad de haber hecho lo que corresponde con los trabajadores". Para ser candidato, debe de haber cumplido bien con su labor. Aunque pensamos que aún no se avanzará en las convocatorias formales del confederal, sí podría hoy entrarse el asunto de la forma de elección, en el temario de la reunión. Éste, hasta última hora de ayer, era secreto de estado. “El temario se dará conocer antes de entrar a la reunión”, dijeron escuetamente desde la CGT. Posiblemente montado sobre la conferencia de prensa posterior, tengamos la revelación fina de que el voto secreto es una táctica férrea del moyanismo. En caso contrario, no habrá desperdicio: luego del cónclave cegetista, se darán los detalles de la celebración de los 30 años del histórico paro a la dictadura encabezado por Saúl Ubaldini, por “Paz, Pan y Trabajo”, en donde el cántico de batalla fue “se va a acabar la dictadura militar”, y el “Luche que se van”. Hace treinta años caían Dalmiro Flores, cerca del Cabildo, y José Benedicto Ortíz, textil, en Mendoza. La jornada cubriría de gloria al sindicalismo argentino. Miles de detenidos, represión violenta, pero los trabajadores y sus dirigentes marcharon victoriosos por varias capitales de provincia, y perforaron el duro cerco de la Plaza de Mayo en una Buenos Aires sitiada por las fuerzas represivas del régimen. Era el comienzo del fin de la dictadura asesina.

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