martes, 21 de agosto de 2012

VECINOS PIDEN MAS LIMPIEZA Y SEGURIDAD


estación de Benavídez y sus calles de acceso habían sido renovadas hace poco y ya está toda destrozada por actos de vandalismo: los tachos de basura están golpeados, como si les hubieran pegado patadas, las paredes y bancos están pintados y los baños se caen a pedazos”, dice Ximena Suárez, una comerciante que no está sola en un reclamo que se viene alzando entre quienes viven o trabajan cerca de las avenidas Pacheco y Alvear. “Las luces también están rotas y los accesos deteriorados porque los jóvenes van ahí a practicar con su patineta o los patines en vez de ir a las pistas que el Municipio les hizo especialmente a ellos”, contó Jorge Valiente, otro vecino.

El pedido es generalizado. La gente dice que hace falta vigilancia y concientización ambiental en la estación de trenes y sus alrededores. "Hay un grupo de pibes que pintan los trenes con aerosoles. Es una tendencia que se da en todo el Conurbano de la Provincia y en las grandes ciudades del mundo”, reconoció Pedro Heire, delegado municipal de Benavídez y periodista legendario de Tigre. Y argumentó: “No son vándalos, sino graffiteros o artistas callejeros. Hemos transmitido esta preocupación a la policía. Pero nos dijeron que no es un delito y que los responsables son menores de edad, con lo cual no pueden hacer nada".

"Para mí no es graffiti. Son pibes que dibujan cualquier cosa, rompen los carteles de la estación y rayan todo con piedras o lo que tengan a mano. Su propósito no es expresarse a través del arte, sino destruir todos los objetos. Saben que nadie controla ni hace inspecciones", se quejó Alejandro Peña, vecino de la zona.

Según Heire, la estación de trenes de Benavídez, que pertenece al ramal Villa Ballester-Zárate del Ferrocarril Mitre y fue reinaugurada en abril de 2009, cuenta con dos gendarmes para persuadir a las personas a que no intervengan ni agredan el espacio público. La zona, aseguraron desde el Municipio, está controlada por dos cámaras de seguridad que están conectadas al Centro de Operaciones Tigre. Sin embargo, para los vecinos y la propia Delegación, los actos de vandalismo trascienden las estrategias de seguridad y prevención que se puedan aplicar. “Es un problema cultural del barrio”, justificó Heire. Para esto, dan talleres para jóvenes para fomentar el cuidado urbano.

El Municipio de Tigre había recuperado toda la arquitectura de la estación y sus áreas circundantes, que estaban abandonadas. Hicieron nuevos baños públicos, reconstruyeron los techos e hicieron bordes de seguridad antideslizante en los andenes. Para mantenerlo limpio, la Delegación de Benavídez, ubicada sobre Ituzaingó 1750, comenzó a ocuparse de la limpieza una vez al día con gente de una cooperativa de esa localidad. Pero los vecinos dicen que ese trabajo no alcanza para evitar el avance de roturas y pintadas ni frenar la acumulación de basura que se arroja en la calles o zanjas.


"Hay gente que se pone a beber y a hacer sus necesidades en la calles, por donde pasan los chicos que salen de las escuelas. Es una vergüenza", se quejó Inés Videla, de Benavídez. "Es un asco salir de tu casa y ver todo eso", opinó Vivian Peralta, otra vecina. "Y ni se te ocurra esperar el tren de noche sola porque te roban la cartera o el bolso", contó Marcela Hilario. “De ninguna manera le prohibiremos a la gente que se reúnan o tomen algo. Pero sí queremos que respeten al vecino, y que la gente sea más consciente del impacto ambiental de una zona que está en pleno desarrollo y expansión urbanística y comercial”, opinó la vecina Rosa Biase.

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