Claudio Cirigliano, dueño de Trenes de Buenos Aires (TBA), salió de la cárcel el 22 de junio pasado cuando la Sala II de la Cámara Federal lo excarceló. Había pasado unos días en el hospital del Penal de Ezeiza porque el juez Claudio Bonadio, quien lo imputó por su responsabilidad en la Tragedia de Once, consideró que había manipulado pruebas de la causa.
El empresario, que tuvo una estrecha relación de negocios con el ex secretario de Transporte Ricardo Jaime, tiene que afrontar un juicio oral y público por haberle pagado dádivas al ex funcionario que debía controlar el modo en que TBA llevaba adelante la concesión de los ferrocarriles que le fue quitada meses después del choque del tren de Once.
Bonadio elevó a juicio oral una parte de la causa en la que se comprobó que Cirigliano había pagado ocho viajes en taxis aéreos para que Jaime, sus amigos y familiares pasaran fines de semana de descanso en lugares turísticos. Eso sucedió entre 2006 y 2008, mientras el dirigente kirchnerista era secretario de Transporte y, entre otras actividades, repartía millonarios subsidios que recibían las empresas del sector entre las que estaban las de trenes y colectivos de la familia Cirigliano.
El empresario fue procesado por el juez Bonadio por dar dádivas a Jaime, quien las recibió. Esos procesamientos fueron confirmados por la Sala I de la Cámara Federal, que, sin embargo, determinó que el tiempo de prescripción de la causa había pasado sólo para el empresario y no para Jaime. El ex secretario y otros involucrados en el caso ya habían sido elevados para juicio oral. Pero Cirigliano tenía pendiente su caso por una apelación a Casación. Fue esa Cámara la que determinó que la causa no había prescripto y tanto el que había pagado las dádivas como el que las había recibido debían sentarse en el banquillo de los acusados.
Luego de esa decisión de Casación, Bonadio completó el trámite que deja a Cirigliano en las puertas de un juicio oral por un caso de corrupción : nada menos que por invitar ocho viajes de placer del funcionario encargado de controlar cómo brindaban dos servicios públicos sus empresas. En la misma resolución, Bonadio determinó que Jorge Molina, ex director de Aerolíneas Argentinas cuando era de la firma española Marsans, debe ir a juicio oral. En el caso de Molina, el juez descubrió un pasaje de cortesía que ese ex ejecutivo de Aerolíneas le extendió a Jaime para que viajara a Brasil en un asiento de Primera clase en el verano de 2008.
Jaime, que es investigado en una veintena de causas judiciales , tiene otro procesamiento confirmado por un caso muy parecido: Néstor Otero, dueño de la Terminal de Ómnibus de Retiro, le pagó el alquiler del departamento donde vivió el ex secretario de Transporte. Otro caso de corrupción que tiene como protagonista a un empresario y al funcionario que debía controlar cómo se prestaba un servicio público.
No hay comentarios:
Publicar un comentario