El aire que se respira en las estaciones de tren de Tigre y San Fernando es denso. Pero no está emparentado con la humedad o el frío sino con la bronca e impaciencia de los usuarios del Mitre, que en las horas pico pueden esperar el tren unos 20 minutos, cuando la frecuencia habitual debería ser de entre ocho y diez. Las complicaciones están ligadas a los accidentes, pero sobre todo a la directiva de las nuevas autoridades a cargo del ramal de que “ningún tren debe iniciar su recorrido si no cumple las condiciones técnicas para operar”, según reconocieron en la base operativa de la estación Tigre, cabecera del ramal que llega hasta Retiro.
“Desde que Nación intervino la concesión a TBA –hoy conformada por Metrovías y Ferrovías–, ante la menor falla técnica, como falta de aire en los frenos o una puerta que no cierra, el tren no sale. Por eso a veces llegan a salir de servicio hasta cuatro formaciones por día, de las 12 que están en funcionamiento, algo poco frecuente antes del accidente de Once”, admitieron en la base operativa de Tigre, donde también aseguraron que “siguen faltando repuestos”.
El cronograma oficial marca que la frecuencia de las formaciones deben ser de entre ocho y 10 minutos. Sin embargo, ese diagrama no se respeta y la espera se duplica. “Después de la tragedia de Once descarrilaron dos trenes en este ramal. Cuando pasa algo así, esperamos hasta 40 minutos en la estación la llegada de otro tren. El lunes de la semana pasada descarriló uno a la altura de Nuñez, y en Rivadavia nos hicieron bajar y nadie del tren avisó: nos enteramos por los altoparlantes de la estación”, relató Mariana Lucero (32), mientras esperaba el tren en Virreyes.
La situación que reflejó la vecina de esa localidad de San Fernando se repite en Tigre –desde donde salen los trenes–, Carupá, San Fernando y Victoria, como en el resto de las estaciones que completan el recorrido hasta Retiro. Durante las esperas, los andenes empiezan a llenarse de personas que luego viajan como pueden en los vagones repletos de pasajeros.
Las demoras y cancelaciones de trenes se acentúan en las horas pico, entre las 7 y las 10, al mediodía y de 17 a 20. Cada vez que la frecuencia del Mitre está afectada, se repite un fenómeno llamado “migración”: cientos de vecinos se inclinan por moverse en colectivo como alternativa al ferrocarril. “Muchas líneas de colectivos suplen algunos trayectos del tren y los usuarios terminan repartiéndose. Con los imprevistos en el Mitre, ya notamos un incremento de pasajeros en la empresa”, indicó Marcelo Pasciuto, presidente de Monsa, que maneja la 60.
Otras líneas que pasan a la altura de las estaciones son la 365 y la 203, pero solamente llegan hasta Puente Saavedra. Más allá de que resulten una alternativa al tren, los colectivos también presentan complicaciones en sus frecuencias, según testimonios de usuarios consultados por el Zonal .
“Siempre me tomé el tren de las 10, pero ahora llego a esperarlo 25 minutos. Si tarda más, viajo en el 203 ó 365 hasta Saavedra y de ahí otro colectivo. Demoran en llegar a la parada entre 10 y 20 minutos, en vez del 60 del Alto o del Bajo que pasan cada 30 ó 50 minutos”, contó Ramón Fernández (47), vecino de San Fernando.
Al cierre de esta edición –martes al mediodía– voceros de la Unidad de Gestión Operativa de la empresa que está al frente del ferrocarril prefirieron no hablar de plazos para que se normalice el servicio del Mitre. Por otra parte, el lunes el ministro del Interior y Transporte nacional, Florencio Randazzo, se reunió con los intendentes Sergio Massa y Luis Andreotti, entre otros de zona Norte, para acordar mecanismos que mejoren el servicio. Empezarían por los pasos a nivel.
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