miércoles, 4 de septiembre de 2013

LOS ANTIGUOS VAGONES DE LA LINEA A SERAN REFACCIONADOS Y CIRCUALRIAN OTRA VEZ LOS FINES DE SEMANA



El gobierno de la Ciudad presentó un proyecto en el que propone que siete vagones belgas La Brugeoise y un octavo fabricado por una compañía inglesa, que circularon hasta enero por el subte A, realicen el mismo recorrido para fines turísticos, aunque aún no han definido el horario en el que funcionarían.

Más de siete meses después de la salida de circulación, Subterráneos de Buenos Aires Sociedad del Estado (SBASE) presentó ante la Sociedad Central de Arquitectos el proyecto de restauración patrimonial de ocho de los coches centenarios que circularon por la línea A hasta enero con el objetivo de que vuelvan a realizar el mismo recorrido pero durante los fines de semana, como un paseo, fuera del horario de servicio, aunque aún no especificaron a partir de cuándo.

Los ocho coches elegidos para restaurar forman parte de los 15 declarados Patrimonio Cultural de la Ciudad por las leyes 2.796 y 3.929. El resto están protegidos por una medida cautelar dictada por la juez María Elena Liberatori que obliga al Gobierno de la Ciudad a preservarlos.

Uno de los vagones que será restaurado es el número 2, que junto con otros tres fue construido por la United Electric Car Company de Preston, Inglaterra, y adquirido por la compañía Compañía de Tranvías Anglo Argentina (CTAA) para la Línea A del subte. Allí prestó serviciodesde 1913 hasta 1977. En 2001 fue donado a la Asociación de Amigos del Tranvía y, desde 2011, estuvo exhibido en Tecnópolis.

Los otros siete coches forman parte de la flota construida entre 1911 y 1919 por la compañía La Brugeoise et Nicaise et Delcuve de la ciudad de Brujas, Bélgica. Uno de ellos es el 27, el único que conserva el logotipo y los filetes de la CTAA en su interior. Otro es el 81, que tiene las persianas de ventilación exteriores intactas. Y el 83, que preserva la distribución de asientos original, con patas de apoyo de madera moldeada. El resto son los coches 48, 86, 124 y 125. Estos dos últimos fueron construidos en el país, imitando el diseño de los Brugeoise. Menos el 2 y el 83, todos circularon hasta enero.

Durante la presentación del proyecto de restauración patrimonial, Juan Pablo Piccardo, presidente de SBASE expresó: “Los trabajos se realizarán siguiendo los estándares internacionales. La idea es que, en el futuro, vecinos y turistas puedan volver a disfrutarlos en todo su esplendor como un paseo turístico nocturno de fin de semana, tal cual nos comprometimos a hacerlo cuando decidimos sacar los viejos vagones de circulación”.

Proceso de restauración
La recuperación de estos vagones incluye la limpieza y restauración de la carrocería, la decoración, la boiserie, los enlozados, los solados, los cielorrasos, las luminarias, las carpinterías de madera, los herrajes y todo el equipamiento interior y exterior. También se repararán todos los mecanismos para que puedan volver a rodar, repartidos en dos formaciones.

La encargada de la restauración patrimonial es la arquitecta María Elena Mazzantini, especialista en tecnologías de conservación de la madera. También hicieron estratigrafías para estudiar las distintas capas de pintura. “Los subtes se pintaron de distintos colores de acuerdo a la época, pero no encontramos restos de la pintura original. Por eso, la decisión fue pintar los vagones de los colores con que estuvieron circulando hasta enero”, detalló la especialista consultada por Clarín.

Los coches fueron modificados muchas veces a lo largo de los años. Originalmente, fueron concebidos para ser usados como tranvías y como subtes: entre 1915 y 1926, el tren salía a la superficie en Primera Junta y seguía viaje hasta Floresta. Por eso los vagones tenían cuatro puertas de cada lado. Dos eran corredizas y quedaban al nivel de los andenes subterráneos. Y dos eran plegadizas y estaban en los extremos, donde había plataformas con estribos que permitían el descenso a la calle.

“Cuando dejaron de funcionar como tranvías, les sacaron estas partes delanteras, les hicieron un frente en cada punta y les pusieron la cabina del conductor a la izquierda –detalla Mazzantini–. Además, los cortaron al medio y les agregaron un tramo central, con una puerta más a cada lado”.

Con tantos cambios, según la arquitecta, es imposible devolverles su estado original: “Se decidió volverlos al estado en que estuvieron en uso hasta hace poco, que es el que está en el pensamiento colectivo de la gente ”.

Los vagones, dice Mazzantini, se encuentran muy agredidos por malas intervenciones y con grafittis hechos con punzones o pintura. “Vamos a limpiar toda la madera y a sacar los barnices. También le haremos un tratamiento ignífugo, para finalmente darle una terminación. Por otra parte, vamos a cambiar los pisos, que están extremadamente deteriorados, por otros de un material más flexible”.

Abandono de los vagones
El 11 de enero, los legendarios coches La Brugeoise, que circularon por la línea A desde su inauguración en 1913, fueron reemplazados por nuevos vagones chinos y trasladados por el Gobierno de la Ciudad al taller El Polvorín, en Emilio Mitre y José Bonifacio. Después los trasladaron a un taller del Premetro y finalmente a un playón de Parque Patricios, donde quedaron a la intemperie, expuestos a la lluvia, el sol y las altas temperaturas que dañan el interior de las unidades (totalmente de madera). Además sufrieron roturas de vidrios y asientos.

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